a través de John Smallman
Muchos de ustedes están experimentando sueños celestiales mientras el momento para el despertar de la humanidad se acerca cada vez más.
Disfruta de ellos, deléitate en ellos, y comprende que no son más que un indicio muy débil de lo que realmente está delante de ti.
El poder creativo que Dios posee, y amorosamente comparte contigo en su totalidad, está más allá de tu capacidad de comprensión mientras permaneces imbuido dentro de la ilusión.
Sin embargo, pronto van a ser ustedes mismos prueba del uso de éste y se deleitarán en las infinitas posibilidades que te ofrece.
Prepárense para infinitas, increíbles y encantadoras, sorpresas celestiales cuando despierten.
Hasta entonces, pon tu atención en tu intención de despertar y en tu otra tarea igualmente importante: la intención de ayudar a todas las personas con quienes te relacionas a despertar también.
Tu ayuda es vital, así que ten cuidado de no descartar las ideas sobre cómo puedes ayudar a otros a manera de proyecciones grandiosas planteadas por tu ego, aunque algunas podrían ser, porque ahora, están siendo amorosamente activados para llevar sus habilidades espirituales en línea en servicio divino a sus hermanos y hermanas que están dormidos.
Tan sólo recuerda que mantener esta intención y compartirla con toda la humanidad es muy eficaz porque todos ustedes son seres divinos muy poderosos.
Es sólo que tu conciencia de este hecho está actualmente oculta por los velos de la ilusión – pero no por mucho tiempo más.
Cuando despiertes a tu estado totalmente consciente, la vista de diferentes oportunidades que se abrirán ante ti te elevará e inspirará, así como también, tus capacidades creativas ilimitadas te llevarán a explorar ideas y conceptos que comienzan a fluir en tu conciencia expandida.
La gama fascinante de posibilidades que aparecerán ante ustedes no son más que el comienzo de numerosas áreas en expansión en las que tu talento creativo te hará participar con más entusiasmo.
El miedo, la duda y la ansiedad se irán para siempre porque tu visión, tu comprensión y tu experiencia de ser realmente amor en acción, siendo uno con Dios y con toda la creación, los disolverá.
Tratar de describir lo que está por venir no tendría sentido, ya que, en términos que puedas entender y comprender con tus sentidos corporales severamente limitados, no hay ningún campo del conocimiento humano o de la exploración que pueda, ni de una forma muy pequeña, expresar lo que está a punto de desplegarse para ti.
Muy dentro, todos tienen esperanzas, grandes esperanzas, que en su mayor parte se han suprimido o negado porque en su estado no despierto parecen una locura en extremo. Pero, por supuesto, no lo son.
Ellas no son más que pequeños fragmentos de memoria del momento antes de que seleccionaras esconderte en un estado imaginario, separado de la existencia en la gloria de tu divino estado natural.
Son las chispas de la llama inextinguible del amor de Dios dentro de ti, tratando de despertarte, como seguramente lo harán.
Permite a tus esperanzas crecer. . . anímalas, son un salvavidas divino para evitar que estés totalmente perdido y confundido por la turbidez y falta de claridad disponible en la ilusión.
Es como un remanso estancado, tóxico, cubierto de maleza, pero a través del cual una corriente de agua dulce de esperanza está fluyendo hacia el océano brillante de claridad que es la Realidad.
Al comprometerte con la corriente y compartirla con los demás, ésta se amplía y comienza a limpiar y revitalizar ese remanso estancado, trayéndolo de nuevo a la claridad que es su verdadera naturaleza, de modo que puedas volver a conectarte una vez más con el vasto océano de la que eres una parte esencial e inseparable.
La toxicidad se esta disipando y el medio ambiente se está limpiando, el velo está siendo disuelto para que todos puedan ver y reconocer la realidad y moverse alegremente en ella desde la ilusión que se desintegra y colapsa, y cuyo tiempo es, para todos los efectos, el pasado. Tus esperanzas son absolutamente válidas, y se realizarán plenamente cuando despierten.
Tu hermano que te ama, Jesús.
Traductor: Rossana Carmona
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