lunes, 8 de febrero de 2010

VIAJES EN EL TIEMPO – 8

8) VOZ DE ISIS
Templo de Isis en la Esfinge, Egipto

Anfitrión: Pedimos la presencia de las energías de Isis, para realmente introducirlas, para compartirlas sin retener nada. Dejen ir la parte humana por un rato. Estamos aquí, en el templo de Isis, cerca de la esfinge, rodeados por las pirámides, y ahora sentimos su entrada para todos nosotros.

Isis: Esto requiere un gran trato de confianza en mí misma, porque corro el riesgo de que ustedes no vean más a Kwan Yin que los hace sentir dulcemente seguros en lo que les ofrece.
No tengo interés en que pretendan estar seguros, sólo estando aquí mirando al único que dice Yo Soy El Que Soy, eso es todo.

¿Están listos a ser más de lo que son? Vean qué es lo que hice antes - llamando al faraón en per-sona para que deje de pagar tributo… deje de pagar tributo a los muertos. Que pague tributo a los que están vivos.

¿Ustedes se pagan tributo por estar vivos? Este es el asunto que me terminó matando. He deteni-do… he detenido esta voz por un tiempo muy prolongado. Pensé que era culpable de haber matado a todos los niños de mi escuela, dado que eran sacrificados y entonces me perdí… por atreverme a hablar la verdad. Es la primera vez desde entonces que dejo nuevamente salir mi voz. Lo hago para llamarlos de regreso. Kwan Yin me ha asegurado que hemos estado inspirándolos a regresar. Ahora los llamo de regreso. Lo hago porque mi amor es enorme.

Ustedes… ustedes… ustedes que son tan valientes, de estar tan en contacto con lo divino de uste-des, sabían que eran más grandes y que eran tan merecedores. Nada hicieron mal. Fue sólo eso: fui deseosa de estar frente al faraón y decir, basta. Basta. No se trata de honrar la muerte, sino la vida –aquellos que están realmente vivos, no sobreviviendo, no escondiéndose, no temblando, sin pretender- la verdadera verdad.

Le dije, si quieren ver la vida, el valor, miren a estos. Estos, muchos de ustedes nos escucharon llamarlos, son niños, son exquisitos. Yo… era la razón, porque no podía estar más ahí viendo el tributo pagado a la muerte cuando para mí lo era por el valor de estar vivos.

Es por eso que una y otra vez estuvimos tan dedicados, diciendo inspiren… inspiren. No sobrevi-van, respiren. Vuelvan a la vida. Regresen a estar vivos. Sí, porque este templo de sacralidad es el espacio de la diosa/dios de ustedes para vivir. Vivir, realmente, verdaderamente. Cuando piensan en esta pasión, que quiere estar en forma física, para ser este ser llamado nosotros. ¿Ven la invitación? Sí… sí… sí… porque al menos bailo con mi alma, no soy nada. Permitirle a esta alma la totali-dad de Todo Lo Que Somos.

Sí… sí… para el derrame… el derrame del dar y recibir. Una vida dedicada a decir sí. ¿Están deseosos de decir sí? Eso es, a eso que son, de este sabor de pasión que esperó tanto para estar viva aquí, para empezar a jugar, a crear, a bailar. ¡Sí!, sí… sí…

Sí, esta voz fue acallada por tanto tiempo… por un tiempo tan prolongado. Para el no permitirlo más es elegir mi propia muerte. No podré mantener más tiempo ocultada esta voz.

Así que los invito a hacer algo muy valiente en este viaje – hacerlo o no, depende de ustedes - pero los invito mientras descendemos por el valle donde se halla la zanja de drenaje, la próxima vez, a que fotografíen eso. Esto es un tributo a la parte viva que sigue aquí, así como a lo muerto.
Atrévanse a considerar ¿si están pagando tributo a ustedes y la vida? ¿Se están honrando? ¿Sacri-fican toda la absurdez de buscar el amor para ustedes? Porque ya son los preciados. Son el templo sagrado. Son el hogar de su propia alma –el preciado sabor de ustedes- ustedes… ustedes…

Permitan que esto los bañe a todos. Inspírenlo, una respiración por vez, ya que hemos aprendido a lo largo de los eones como destruir. Esta vez a través de la inspiración compasiva, inspiren, inspi-ren. Es la exquisitez que permite la sanación plena, la plena conciencia y sabiduría.

Respiren muy profundo… muy profundo… ya que la pantera me ha enseñado una y otra vez, de regreso en la serenidad, ya que en la serenidad pueden sentir la verdad. Mi invitación es que sien-tan cada respiración, sientan al verdad para ustedes, está aquí, una a la vez. Sientan vuestra mag-nificencia… la de cada uno. Son tan tan preciosos. Sientan vuestra grandeza. Respiren hondo.

Gracias.

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