Por Carolyn Evers
Octubre 10 y 2010
Yo nací dentro de la Iglesia Católica Romana y fui educada en escuelas parroquiales, enseñada por monjas; y cuando niña me apliqué a mis clases de catecismo. Yo me consideraba una fiel devota. La historia parecía suficientemente simple. Habíamos nacido en pecado y Yeshua vino a redimirnos de nuestros pecados muriendo en la Cruz y elevándose de la muerte. Él hizo esto para demostrar su victoria sobre la muerte pues era el hijo de Dios y tenía este poder.
Las Enseñanzas de la Iglesia Católica
Yeshua construyó su iglesia sobre San Pedro, La Roca. San Pedro, siendo el primer Papa, pasó su autoridad a una sucesión de Papas. El Papa, según la doctrina de la ex-cátedra (infalibilidad), nunca podía cometer errores cuando hablaba de los dogmas de fe; y nosotros como seguidores teníamos que creer sus palabras puesto que eran verdad.
La iglesia con su autoridad estaría entre nosotros y nuestro Dios, porque la iglesia era la única fuente que podía entender e interpretar lo que Dios requería de nosotros. Todo lo que teníamos que hacer era seguir las reglas y reglamentos y creer lo que nos decían.
Cambiando Percepciones
Cuando crecí un poco más, las cosas cambiaron para mí. Yo me había hecho consciente de una referencia mencionada en la Biblia de que Yeshua tenía hermanos y hermanas. Yo le había pedido al sacerdote en nuestra clase de catecismo aclaración respecto esta referencia, pues nos habían enseñado que María tuvo solamente un hijo; y el sacerdote explicó que todos éramos considerados hermanos y hermanas de Yeshua.
Yo había entendido lo que había leído; me di cuenta de que él realmente no había sido sincero conmigo. Para mí la verdad es importante; así que comencé a leer escrituras desde un punto de vista crítico. Éste fue el comienzo de mi viaje para entender al Yeshua real y al legado que nos había dejado.
¿Quién Me Tocó?
Después leí algo que produjo un gran cambio en mi vida. Ésta es la historia de Yeshua sanando a la mujer con hemorragia. Parece que había una gran multitud siguiendo a Yeshua mientras iba a sanar a alguien que estaba muriendo. Parecía que él era empujado por la multitud que presionaba en torno a él. Los seguidores de Yeshua tenían la intención de ver un milagro.
Repentinamente Yeshua dijo: "¿Quién me tocó?" cuando todos lo miraron, Pedro y los que estaban con él dijeron: "Maestro, la multitud presente te empujó y tú dijiste: ¿Quién me tocó?" Jesús dijo: "Alguien me tocó, porque yo percibí ese poder que salió de mí".
El pasaje describe este evento afirmando: Cuando la mujer vio que ella no estaba oculta, llegó temblando y cayendo ante él, dijo en presencia de toda la gente la razón por la cual ella lo había tocado; y entonces ella había sanado inmediatamente.
Traté de entender la secuencia de este evento y sentí que algo faltaba. Había muchas personas rodeando a Yeshua y no había razón para que esta mujer se presentara a menos que alguien le hubiera preguntado si quería ser sanada.
Este evento se quedó en mi mente durante un largo tiempo hasta cuando mucho después, entendí lo que había pasado. Es fácil para las personas pasar por alto la implicación de la observación que Yeshua había hecho del poder que lo abandonaba, pues nos habían enseñado que Yeshua era Dios: diferente de nosotros; y nosotros no podíamos sanar a otros como él lo hacía.
Para mí se hizo obvio que Yeshua había hecho a los apóstoles que lo acompañaban una pregunta significativa. Él no necesitaba una explicación para su pregunta, sino que más bien se encaminaba a encontrar al individuo que había sido sanado.
Estos apóstoles entendieron que Yeshua quería decir: Uno puede acumular poder para sanar. Después aprendí que una de las herramientas que pueden usarse para Sanación es acumular energía en el plexo solar por medio de la respiración, junto con la intención. También hay otros requerimientos que expondremos más tarde.
Desde cuando Yeshua estaba en camino para sanar a alguien que estaba muriendo, él ya había acumulado el poder en su plexo solar y quería entender porque este poder salió antes de que él provocara su liberación.
Como se menciona en los 'Hechos de los Apóstoles', ellos también mostraron capacidades de Sanación; y yo creo que podemos asumir que Yeshua les enseñó cómo sanar a otros. Entonces, cuando Yeshua indicó que el poder lo había dejado, los apóstoles no necesitaban hacer preguntas respecto a su afirmación, pues ellos sabían exactamente qué hacer. Ellos caminaron entre la multitud y preguntaron quién había sido sanado y llamaron la atención de Yeshua a la mujer.
Esto tuvo un profundo efecto en mí, pues sentí que partes de estas historias de la Biblia habían sido alteradas. Como católica estaba muy familiarizada con el Credo de Nicea pues se repetía en todas las misas. Me habían enseñado que éste representaba las creencias que debían aceptar los católicos. Repetía esta oración sin la comprensión de la historia que yacía tras de su origen.
Emperador Constantino I
En el 'Enigma del Grial', Lawrence Gardner habla de los antecedentes de Constantino: "Es comprensible que él adoptara el cristianismo como la religión del estado de Roma pues había nacido en Bretaña y crecido con una madre cristiana (Sta. Elena), cuya religión era perfectamente natural para él a diferencia del ambiente pagano que había encontrado en Roma. Constantino estaba completamente familiarizado con el cristianismo cuando se hizo emperador. Lo que él descubrió, sin embargo, fue que era una forma religiosa muy difundida y muy diversa. Bretaña y Galia podrían haber sido los primeros asentamientos de la fe en términos occidentales, pero habían evolucionado otras ramas durante 300 años en lugares tales como Siria, Egipto, Grecia, Mesopotamia y Turquía. Todas sus estructuras de creencias eran diferentes en mayor o menor grado; y los padres y obispos de las iglesias regionales tenían profundos desacuerdos en muchos aspectos".
Él también afirma: "Es simple criticar a Constantino por lo que hoy puede ser percibido como corrupción de la fe Cristiana cuando formuló su Iglesia Católica, pero en realidad su intención parece ser precisamente la opuesta. Lo que él vio era una religión altamente competitiva que tenía grupos fieramente opuestos dentro de sus vastas regiones geográficas; todas operando dentro del Imperio que él estaba destinado a controlar. El cristianismo ya había sido severamente corrompido hasta el punto de que estaba lejos de ser reconocible como un conjunto cohesivo. Lo mejor que Constantino podría esperar lograr era una serie de doctrinas de compromiso basadas en la mutua discusión y un sistema para obtener la mayoría de los votos en cada etapa. Con este fin, él se decidió por la idea de foros de debate a los cuales los delegados serían invitados; y siguiendo los sínodos iniciales en Roma y Arles, comenzó su estrategia con el primer Concilio de Nicea en el año 325 D.C."
La Enciclopedia nos dice que: "El primer Concilio de Nicea fue un concilio de obispos cristianos realizado en Nicea por el emperador romano Constantino I en el año 325 D.C. El concilio fue el primer esfuerzo para obtener consenso en la iglesia por medio de una asamblea que representara a toda la Cristiandad.
"Un propósito del Concilio era resolver los desacuerdos que surgían dentro de la iglesia de Alejandría sobre la naturaleza de Yeshua en relación con Dios Padre; en particular, si Yeshua era literalmente el hijo de Dios, o era un hijo figurado, como los otros "hijos de Dios" en la Biblia. Se decía que San Alejandro de Alejandría y Atanasio habían acogido la primera posición; se decía que Arrio, de quien proviene el término Arrianismo, había acogido la segunda; el Concilio se decidió en contra de los Arrianos.
"El emperador llevó a cabo una declaración hecha anteriormente: Todos los que se rehusaran a respaldar el Credo serían exiliados. Aquellos que se rehusaron a adherir al Credo fueron exiliados a Illyria, además de ser excomulgados. Se ordenó que los trabajos de Arrio fueran confiscados y quemados; y todas las personas que los poseían fueron ejecutadas. No obstante, la controversia continuó en varias partes del Imperio".
Después de la muerte de Constantino el arrianismo comenzó a florecer de nuevo con el hijo de Constantino, el emperador Constancio II, quien mostró una abierta simpatía por sus más lúcidas explicaciones de la fe. Pero el asunto no se detendría; y en 381 D.C., su sucesor, el emperador Teodosio, buscó un final más permanente para el debate en el segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla. En el ínterin, se había consolidado la visión arriana enseñando que el hijo (Yeshua), había sido creado por Dios y que el Espíritu Santo había pasado del padre al hijo. Este concepto de ninguna manera conducía a lo que se presumía derecho propio del emperador como representante divino en el imperio, así que tenía que ser aplastado y se le debía retirar el reconocimiento como una entidad separada de Dios. Consecuentemente, se decretó que la doctrina Nicena de la Trinidad debía ser apoyada por todos: Dios era el padre, Dios era el hijo y Dios era el Espíritu Santo. No había más que discutir.
La Destrucción de una Gran Biblioteca
El más grande acervo individual de los textos arrianos; y sin duda de todos los documentos antiguos contemporáneos que eran anatema para el régimen imperial, se consideraba que era la Biblioteca Serepaeum en Alejandría. Así fue que diez años más tarde, en el año 391 D.C., el emperador Teodosio le dio instrucciones al Obispo Teófilo para desenterrar la biblioteca y destruírla completamente.
La ciudad de Alejandría, fundada por Alejandro el Grande en 331 A.C., era el centro cultural más importante del mundo antiguo. Era un centro académico para los más grandes eruditos, científicos, doctores, matemáticos y filósofos, quienes viajaban desde muchos sitios lejanos para estudiar la más grande colección de documentos arcanos jamás reunidos en una sola área. Cerca del puerto, el majestuoso edificio de la biblioteca, con sus escalinatas de mármol, vestíbulos de columnas y magníficos jardines, alojaba cientos de miles de textos en papiros y pergaminos, junto con finas estatuas, tapices y otros trabajos artísticos. La biblioteca atraía a egipcios, macedonios, griegos, anatolios; e italianos, árabes, persas, indios y judíos. Pero los archivos eran anatema para las recién concebidas enseñanzas de la iglesia.
Una vez en su interior, el obispo Teófilo y su enfurecida caterva, los redujeron todos a añicos y los quemaron; más de medio millón de documentos irremplazables que representaban las más finas mentes del mundo antiguo. En ese mismo día, se perdió la vasta sabiduría de las edades de todo los tiempos, dejando libre a la iglesia para construír su propia historia, para interpretar su propia ciencia y establecer su propia filosofía". (Gardner no identifica quiénes constituían la turba, pero yo leí en un artículo sobre la Biblioteca de Alejandría en Wikipedia, que la turba estaba compuesta por soldados romanos. Esta afirmación tiene sentido para mí pues se requerían personas con autoridad para causar semejante destrucción masiva).
De los Seguidores de Cristo a la Iglesia Católica Romana
Una vez le pregunté a un sacerdote cómo nuestra fe obtuvo el nombre de Católica Romana, cuando fue Roma la que nos persiguió. Él pensó por un segundo y luego me respondió que no sabía la respuesta.
En verdad, los primeros cristianos eran considerados una rama del Judaísmo y los apóstoles recorrieron sus diferentes caminos enseñando las buenas nuevas. Estos países, por causa de que eran de diferentes culturas, lenguajes y comprensiones, a partir de sus prácticas religiosas del momento, no estaban todos de acuerdo entre sí sobre lo que el Cristianismo representaba para ellos.
Solamente fue hasta el concilio de Nicea en 325 D.C. que el emperador Constantino constituyó a esta incipiente fe en la religión del Imperio Romano y se proclamó como cabeza de esa religión. Los emperadores romanos desempeñaron ese papel hasta la caída del Imperio Romano. La palabra 'Católica' significa universal; y entonces esta fe se convirtió en la Iglesia Católica Romana y el nombre existe hasta hoy.
Tradujo: Jairo Rodríguez R.
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