Hace veinte años, en una conferencia de teólogos y profesores de religión a la que asistí, un amigo cristiano de la India dijo a la
asamblea: “Vamos a escuchar acerca de las maravillas de varias tradiciones, pero eso no significa que vayamos a hacer una ensalada de frutas”. Cuando me llegó el turno de hablar dije: "La ensalada de frutas puede resultar deliciosa!. He compartido la eucaristía con el padre Daniel Berrigan y nuestro servicio fue posible a causa de los sufrimientos que tanto vietnamitas como norteamericanos compartimos durante muchos años”. Algunos de los budistas presentes se sorprendieron al escuchar que había participado en la eucaristía, y muchos cristianos parecían estar auténticamente horrorizados.
Para mí, la vida religiosa es vida. No veo razón alguna para que pasemos toda la vida probando únicamente una clase de fruta. Los seres humanos podemos alimentarnos con los mejores valores de muchas tradiciones.
El profesor Hans Kung ha dicho: “Hasta que haya paz entre las religiones no podrá haber paz en el mundo”. Las personas matan y son matadas, porque se aferran demasiado a sus propias creencias e ideologías.
Cuando creemos que la nuestra es la única fe que contiene la verdad, entonces, la violencia y el sufrimiento son el resultado seguro.
El segundo precepto de la Orden del Interser, fundada en la tradición budista zen durante la guerra en Vietnam, trata acerca de abrir los puntos de vista:
“No creas que el conocimiento que posees en el presente no está sujeto a cambios, que es la verdad absoluta. Evita ser de miras estrechas y estar aferrado a los puntos de vista presentes. Aprende y practica el no apego a las consideraciones, a fin de estar abierto para recibir los puntos de vista de otros”.
Para mí, ésta es la más esencial práctica de la paz.
En los salmos se dice “Permanece calmo, y conoce que Soy Dios”.
“Permanecer calmo”, significa estar en paz y concentrado. El término budista es samatha (detención, calma, concentración) .Conocer, significa adquirir sabiduría, percepción interior o comprensión. El término budista es vipasyana (percepción interior o mirar
profundamente) .Mirar profundamente significa observar algo o a alguien con tanta concentración, que la distinción entre el observador y lo observado desaparece. El resultado es la percepción interior de la verdadera naturaleza del objeto. Cuando miramos en el interior del corazón de una flor, vemos nubes, luz de sol, minerales, tiempo y tierra, y todo lo existente en el cosmos en su interior. Sin las nubes, no puede haber lluvia, y por lo tanto, no habría flor. Sin tiempo, la flor no puede florecer. De echo, la flor está enteramente constituida por elementos no florales; no cuenta con una existencia independiente e individual. La flor “inter-es” con todo lo demás existente en el universo. Interser es un nuevo término, pero creo que pronto aparecerá en los diccionarios porque es una palabra muy importante. Cuando vernos la naturaleza de interser, se disuelven las barreras entre nosotros y los demás, y la paz, y el amor y la comprensión se hacen entonces posibles. Siempre que hay comprensión, aparece la compasión.
Al igual que la flor está constituida por elementos no florales, el budismo está formado también por elementos no budistas, incluyendo cristianos, y el cristianismo está a su vez formado por elementos no cristianos, incluidos los budistas. Nuestras raíces, tradiciones y puntos de vista son diferentes, pero compartimos las cualidades comunes del amor, la comprensión y la aceptación. Para que se abra el diálogo entre nosotros, necesitamos abrir nuestros corazones, dejar nuestros prejuicios aparte, escuchar profundamente y representar verdaderamente lo que sabemos y comprendemos. Para hacerlo así necesitamos cierta cantidad de fe. En el budismo, la fe significa confianza en la habilidades propias y ajenas para despertar nuestra más profunda capacidad de amor y comprensión. En el cristianismo, la fe significa confianza en Dios, quien representa amor, comprensión, dignidad y verdad. Cuando permanecemos tranquilos, con la mirada profunda, y tocamos la fuente de nuestra verdadera sabiduría, tocamos al Buda viviente y al Cristo viviente en nosotros mismos y en cada una de las personas que encontramos.
Trato de compartir aquí, mis experiencias con dos de las más bellas flores del mundo, el budismo y el cristianismo, de manera que podamos comenzar a disolver nuestras falsas percepciones, trascender nuestros puntos de vista equivocados y vernos de una nueva forma.
Thich Nhat Hang
Del libro “Buda viviente, Cristo viviente”
http://comunidadconsciencia.ning.com/m/group/discussion?id=6536266%3ATopic%3A337366
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