La vida se abre camino incluso en las condiciones más increíbles
Cuaderno de Ciencias, 1 abr (Yahoo Noticias).- Se cumple un año desde que el director James Cameron lograra la hazaña de descender hasta el punto más profundo del océano. Utilizando un submarino adaptado a las enormes presiones consiguió llegar al fondo del océano convirtiéndose así en el primer ser humano que lo lograba en solitario.
Cuando el cineasta se asomó a la pequeña ventanilla del submarino afirmó que aquel lugar era un desierto estéril y sin vida, algo parecido a estar a la Luna… No podría estar más equivocado.
Imaginar la fosa de las Marianas es algo que da vértigo… es el verdadero fondo del océano, una gran grieta de unos seis kilómetros de profundidad que se extiende durante más de 2.500 kilómetros a lo largo del Pacífico. Sin embargo, eso no es todo porque, en un punto concreto cercano a la isla de Guam, la gran fosa desciende aún más hasta llegar a los 11 kilómetros de profundidad… el Abismo Challenger.
Es el punto más profundo del océano y hasta ahora, tal y como pensaba James Cameron, los científicos no tenían evidencias de que existiese vida capaz de soportar las crudas condiciones que existen en esas profundidades… al menos, hasta ahora.
Un equipo internacional de investigadores pertenecientes a la Universidad del Sur de Dinamarca, el Instituto Marino Escocés, el Centro de Investigación Climática de Groenlandia, el Instituto Max Planck de Microbiología Marina y la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marina y Terrestre han conseguido enviar un batiscafo no tripulado a la sima de las Marianas y la sorpresa ha sido mayúscula:
el fondo está rebosante de vida.
El batiscafo llevaba a bordo instrumentos científicos muy sensibles capaces de medir con gran exactitud el consumo de oxígeno, uno de los indicadores más fiables de la vida microbiana en las profundidades.
Para asegurar bien las mediciones, los biólogos midieron también el consumo de oxígeno en profundidades cercanas a los 6.000 metros y quedaron realmente sorprendidos al comprobar que en el fondo del Abismo Challenger, es decir, 5.000 metros más abajo, el consumo de oxígeno era incluso mayor que en profundidades superiores.
El descubrimiento, publicado la semana pasada en la Revista Nature Geoscience, ha sido tan inesperado que abre la puerta a nuevas
preguntas: ¿Qué clase de vida es capaz de soportar condiciones tan duras y presiones tan altas? ¿Cómo es posible que a 11 kilómetros de profundidad exista más vida que a sólo 6 kilómetros?
Las respuestas aún no han llegado, pero lo que ya no podremos decir es que la sima del mundo es un lugar inhóspito y solitario… la vida se abre camino incluso en las condiciones más increíbles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario